A veces cuando estoy más feliz
un escalofrío
me sube por la cerviz,
es el miedo que dejó aquella cicatriz
y me empiezo a enterrar
como lo hace una lombriz...
Todo se vuelve oscuro
con un pequeño matiz,
una luz empieza a pintar el tapiz
donde dibujo los frutos
de nuestra raíz,
y cuando todo acaba
reconozco que todo fue un desliz...
sigo siendo feliz.
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