y sus pasos son vendavales
de remolinos de esencias,
de piropos de los ojos...
del regalo que es su presencia.
Ahí sonríe la reina,
y a su carcajada se curan males,
y suenan tambores de fiesta,
se alargan los buenos momentos
y si no existen, los inventa...
ahí van, la reina
y de la mano su rey, embelesados,
escribiendo en el destino sus nombres,
y aunque aún no tienen su palacio donde vivir,
lo haran eternamente, en nuestros corazones...
!qué viva la reina!
y que no cambie nunca,
que ella es la reina y punto,
sólo le pedimos una cosa:
que celebremos su cumpleaños
así, siempre juntos.
Para Rocío por hacer de sus cumpleaños días inolvidables.
1 comentario:
precioso amor. me encantó. Hiciste muy bien mi encargo... jejeje. Precioso, de verdad. Espero que a la Roci le gustara tanto como a nosotros nos gustó.
tq
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